domingo, 12 de abril de 2015

EL ABUSO SE HABLA... “Pensé que nuestros padres no nos iban a creer”

“Este personaje nefasto se manejaba siempre de una manera sistemática y perversamente organizada. Tenía una metodología por la cual se iba haciendo amigo de una pareja que tenía un hijo de 2. Se ganaba esa confianza durante años. Y cuando el niño tenía ya 8 años, lo empezaba a abusar”, describió a Página/12 Leonardo Mussi, una de las víctimas que denunciaron al ex funcionario municipal de Urdinarrain, Javier Broggi, en la Justicia por los abusos a los que lo sometió en la infancia. Hoy Leonardo tiene 35 años, es comerciante y vive en Concepción del Uruguay.
–¿Cómo se ganaba esa confianza? 
–Se hacía amigo de nuestros padres. Con los años, nos dimos cuenta de que nunca cenaba en su casa. Siempre iba a la casa de alguna familia del pueblo. Funcionaba de esa manera. Iba generando esa confianza. Y después íbamos nosotros a su casa, a dibujar, a mirar la computadora. O nos sacaba del secundario, cuando estábamos en primer año, como era el secretario del colegio, y con permiso de nuestros padres, nos llevaba a la imprenta, con la excusa de ayudarlo con algún trabajo, y ahí también nos abusaba. Tenía todo muy estudiado para que no hubiera sospechas.
–¿Cuántas víctimas calculan que hay?
–Alrededor de cuarenta por lo menos. Cuando salíamos de su casa, llegaban otros chicos, siempre.
–¿Qué edad tenía cuando lo abusaba?
–No puedo recordar exactamente... pero más o menos entre los 8 y los 12 años.
–¿Cuándo lo contó por primera vez?
–A los 18 años, cuando me había ido a estudiar a Buenos Aires, me encuentro con un amigo de Urdinarrain. Y me acordaba de que él una vez cuando éramos chicos me había dicho: “Cuando seamos grandes preguntame que te tengo que contar algo”. Yo sospechaba que era otra cosa la que me iba a contar. Y le pregunté. Y me contó de este tipo. Me dijo: “Lo que me pasó a mí seguramente te pasó a vos”. Y efectivamente me había pasado. Diez años después recién se lo conté a mis padres, cuando me enteré de que iban a hacer un viaje juntos, creo que a las Cataratas. Era 2008. Yo no lo podía creer.
–¿Y por qué no se lo contó antes?
–En aquel momento con mi amigo pensamos que no nos iban a creer nuestros padres. Sentíamos que la culpa de lo que nos había pasado había sido nuestra. Ahora me doy cuenta de que cuanto antes se cuentan estas cosas, se sana mejor. Estamos tratando ahora de convertir estas cosas negativas en positivas, a través de la ONG Con los Gurises No, donde está trabajando también mi mamá. Lo que más lamento es que seguramente hoy hay chicos que pueden estar siendo abusados por él. Por eso es importante que la Justicia actúe y el caso no quede impune. Para salvar a otros pibes.
–¿Le quedaron muchas marcas?

–Y sí... marcas, muchas. Muchas.

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