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jueves, 14 de diciembre de 2017

Las consecuencias del maltrato infantil

Desgraciadamente mi hijo y mi nuera se llevan mal desde siempre y viven peleándose y hasta agarrándose a golpes. Mi único nieto de 18 años es un chico o que está deprimido o se emborracha seguido. Supongo que tiene que ver porque lo descuidan desde que nació. S.O. de M., Gualeguay
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el maltrato infantil se define “como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye entre las formas de maltrato infantil”.
Según la estimación de la OMS, “una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos de niños”.
El maltrato que recibe un niño en la infancia deja secuelas y produce en la adultez serios trastornos emocionales y de personalidad.
El psicoanálisis demostró que son consecuencia de heridas psíquicas que continúan activas a pesar del paso de los años, se manifiestan en cualquier edad y de diversas formas.
Queda un niño herido y lastimado que mantiene su rabia, su dolor y su hostilidad en algún sitio de su inconsciente y que, bajo condiciones facilitadoras, se reactivarán en el interior del adulto. Esto se evidenciará en forma subjetiva, con depresión, ansiedad, pensamientos negativos, estrés, síntomas psicosomáticos; y, externamente, con agresividad, conductas impulsivas, adicciones, actos de violencia, prácticas sexuales de riesgo, consumo indebido de alcohol o drogas, entre otras.
Sin duda, el desarrollo y el funcionamiento adecuado del cerebro dependen de los cuidados y de los buenos tratos recibidos sobre todo antes de los 5 años, a fin de lograr la normal secreción de neurotrofinas, responsables del adecuado crecimiento de las neuronas, que ellas migren y ocupen las regiones pertinentes, que desarrollen las ramificaciones necesarias que permitirán la creación de redes funcionales eficientes y que se mielinicen los nervios.
Todo lo cual es básico para el saludable desarrollo motor, psicológico, intelectual, afectivo y vincular de los niños.
Desde el punto de vista neurobiológico, el maltrato infantil se asocia con importantes alteraciones del sistema nervioso central, del sistema nervioso autónomo, del sistema endocrino y del sistema inmune, ocasionando diversos hechos.
Uno de ellos es la producción excesiva de cortisol, una hormona que destruye neuronas en regiones como el hipocampo, minúscula estructura clave en el proceso de memorización de nuevas experiencias. Es una zona muy vulnerable al exceso de cortisol por ser una de las pocas del cerebro donde siguen generando nuevas neuronas después del nacimiento. Al mismo tiempo, se activa de manera sostenida la amígdala (el centro del miedo), la corteza cerebral visual (como si ella continuara percibiendo el evento traumático) y se desactiva la región del lenguaje verbal (se tiende a la actuación de las emociones y no a su verbalización).
En consecuencia, el adulto con maltrato en su infancia tiene mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales por el daño ocasionado, razones que ameritan un tratamiento integral.

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