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domingo, 17 de mayo de 2015

Un niño no puede evitar un abuso sexual pero un adulto alerta puede frenarlo", advierten las víctimas


"Un niño no puede evitar un abuso sexual pero un adulto alerta puede frenarlo", advierten las víctimas



Adultos que fueron víctimas de abuso sexual durante sus infancias, y que hoy se organizaron para dar visibilidad a la problemática, afirmaron que "un niño no puede evitar el delito pero si hay adultos que están alertas a su alrededor pueden detectarlo y frenarlo".  
Recuperando el proverbio africano que dice que "para criar un niño hace falta una aldea", este colectivo denominado "Adultxs por los derechos de la infancia" ponen el foco en la necesidad de visibilizar el abuso para generar conciencia sobre la "alta frecuencia que tiene este delito y su gran silenciamiento".

"Nosotros pensamos la prevención no desde el lugar de que el niño con ciertos conocimientos lo pueda evitar porque eso sería volver a poner la responsabilidad en el chico", sostuvo Silvia Piceda, sobreviviente e integrante de "Adultxs...".

Y continuó: "para nosotros la prevención pasa por concientizar a los adultos de que el abuso existe, que es muy frecuente y que hay que estar atentos a los niños; es fundamental que la mamá, el vecino, la maestra, estén atentos, que puedan darle el espacio de confianza al niño para que cuente o que presten atención a las señales que los pibes dan".

"Como se trata de un delito que no siempre llega a instancias penales no hay estadísticas oficiales, sin embargo, quienes trabajan con la problemática afirman que 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 6 niños ha sufrido algún abuso", indicó por su parte Luis Ávalos, otro miembro del colectivo.

Psicólogo y sobreviviente de abuso sexual durante su infancia, Luis aseguró que "el silencio en estos casos ayuda a que se reproduzcan y consoliden ciertos mitos, como por ejemplo, que la niña o el niño que dice haber sido abusado en realidad está siendo manipulado por la madre con algún otro fin, que el niño miente o que la orientación sexual que luego desarrolla en la madurez tiene relación con los hechos que le sucedieron, casi causales".

En este sentido, Silvia expresó que "existe una defensa del relato de infancias supuestamente felices al que todos los aferramos, entonces negamos y olvidamos, perdemos empatía con ese niño que fuimos y por lo tanto con los niños de hoy y, a partir de ahí, defendemos cualquier valor menos al niño".

Por el contrario, las experiencias de quienes conforman el colectivo de "Adultxs...", de reconocer sus historias y visibilizarlas les ha dado otra perspectiva que hoy resignifican en su lucha.

"Yo vi a algunos compañeros del colectivo en una nota en la televisión, los escuché en un momento de mi vida en el que estaba revisando lo que me había pasado y asumiendo después de varias décadas que yo había sido víctima y era sobreviviente de abuso sexual infantil", recordó Luis.

Luis fue abusado cuando tenía 10 años y recién a los 39 años pudo ponerle nombre a lo que le había sucedido: "eso no significa que durante todos esos años yo no haya trabajado con psicólogos, yo nunca lo olvidé, pero siempre lo asumí con mucha culpa, como si hubiera sido una parte negativa de mi exploración sexual de niño, pero donde la responsabilidad estaba puesta en mi".

Y continuó: "Cuando yo logro darme cuenta de que eso fue un delito y que un niño de 10 años no tiene responsabilidad por lo que le ha hecho una persona de 40 aflora todo el dolor, la angustia, pero a partir de ese resurgimiento yo pude ubicarme en otro lugar y decir yo no soy culpable, yo no tengo que tener vergüenza".

El colectivo surgió en 2012 promovido por Sebastián Cuattromo, el joven que logró enjuiciar y que se condenara a quien abusó de él durante su infancia: un religioso del Colegio Marianista de Caballito llamado Fernando Enrique Picciochi.

Desde el primer momento, el grupo funcionó en dos líneas: la visibilización, que ellos definen como "socializar nuestros testimonios de dolor, de lucha y de esperanza", y la reunión del grupo de pares, que es un espacio en el que comparten los testimonios sólo los sobrevivientes.

"Uno encuentra en la palabra del otro situaciones que uno creía que eran un rollo propio, es decir, hay algo de lo que cada compañero cuenta que a cada uno le resuena como propio", rescató Silvia de los encuentros del grupo de sobrevivientes.

Pero la experiencia de visibilización es para ellos fundamental: "nuestros testimonios muchas veces generan condiciones de posibilidad para que las personas comiencen a hablar de sus temas, de sus experiencias".

Son esos espacios de diálogo los que los sobrevivientes detectan como una falta: "la Ley de Educación Sexual podría ser una herramienta maravillosa para la generación de esos contextos, más allá de los contenidos, con generar el clima para que el niño pueda hablar; sin embargo, en nuestra experiencia militante por las diferentes provincias vemos una deuda en su implementación".

Otro agujero negro se da en la justicia: desde el punto de vista penal, el juez platense Carlos Rozanski, señaló en varias oportunidades que "el abuso infantil es el delito más impune de la tierra" ya que de mil casos, se estima que sólo el uno será condenado, el resto, si fue denunciado, queda impune.

"Independientemente de la impunidad del delito dentro de la justicia penal, desde el fuero civil se podría hacer mucho para la protección de los chicos, y no se hace, porque cuando se presenta un caso de este tipo lo que sucede más bien es la persecusión a la madre", sostuvo Sebastián.

Y concluyó: "Nuestro objetivo como movimiento social, político y cultural es lograr un nivel de masividad que pongan a los derechos de los niños en la jerarquía que corresponde; que los adultos, las instituciones y el Estado realmente los proteja, los mire, los acompañe, queremos generar esa aldea en la que ellos puedan crecer sin abusos de ningún tipo".

Para contactarse adultxsporlainfancia@gmail.com, o 15-6972-9541


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