lunes, 5 de diciembre de 2016

El 72% de las víctimas son niñas



Por: Natalia Mantineo

La situación ocurrida en el Instituto Antonio Próvolo, donde dos sacerdotes y otras personas de ese colegio se presume que abusaron sexualmente de niños hipoacúsicos puso en alerta a la sociedad sobre una realidad que está presente. Según las cifras brindadas por el Programa Provincial de Maltrato Infantil y del Poder Judicial, en Mendoza existen mil denuncias anuales provenientes de la Dirección General de Escuelas (DGE) y de la Línea 102 de Atención al Niño. 
El 72% de las víctimas son niñas. Pero las estadísticas no terminan allí sino que, además, refieren que el 80% de los que propinan estos actos son hombres, aunque existe una minoría femenina implicada.
Una realidad que existe y duele
Según la Real Academia, el abuso sexual infantil es la conducta en la que una niña o niño es utilizado como objeto sexual por parte de una persona con la que mantiene una relación asimétrica, de desigualdad, con respecto a la edad, la madurez o el poder.
Ser víctima de abuso sexual conlleva un sinfín de traumas, tanto físicos como psicológicos. Lo importante, de acuerdo a los dichos de los especialistas, es saber actuar a tiempo. Para ello es indispensable estar atentos a los diferentes comportamientos que manifiestan los pequeños, sobre todo, en sus primeros años de vida.
"El ofensor, por lo general, es una persona allegada a la víctima. Suelen tener un vínculo muy próximo, por lo que es muy fácil hechizar o seducir al abusado. También hay casos en donde no existe un vínculo afectivo directo, como el de los curas del Instituto Próvolo, pero sí hay algún tipo de confianza entre el abusado y abusador", aseguró Alejandrina Román, directora del Centro de Educación, Pareja y Asistencia a la Sexualidad (CEPAS).
Las víctimas pueden pasar muchos años sin revelar lo que les ha ocurrido. Esto tiene que ver con que el abusador los hace sentir responsables de lo ocurrido, logrando así que carguen con la culpa, tal vez, toda su vida.
Quedarse callado y no contar lo ocurrido puede generar dos tipos de impactos en las víctimas: "Uno de ellos tiene que ver con ocultar las emociones y seguir adelante; el otro, es el silencio que le impide realizarse como persona", dijo Román que además, aseguró que la víctima de un abuso tiene mucha tendencia a repetir los hechos con otras personas. 
"Predomina más en el hombre que en la mujer abusada, no siempre ocurre, pero en un amplio porcentaje sí. Es un modo de vengar lo que le hicieron a ellos", expresó la psicóloga.
¿Cómo detectar que un chico ha sido víctima de abuso?
En los tiempos que corren, los especialistas hacen mención a la importancia de hablar con los niños como corresponde. Las cosas por su nombre: el pene es pene no pilín y la vulva es vulva y no repollito. Eso permitirá que los pequeños comiencen a conocer su cuerpo con los nombres reales que poseen.
"Es fundamental enseñarles a respetar su cuerpo, decirles que éste les pertenece y que si alguien se lo toca o lo molesta tiene que avisarle a un adulto cercano de confianza. Enseñarles lo que es el cariño bueno y el cariño malo, el secreto bueno y el malo. Explicarles la diferencia entre un regalo y un soborno. Eso permitirá que sepan actuar y defenderse ante determinadas situaciones", refirió Román.
“No siempre el cambio de comportamiento de los menores significa que han sido víctima de abusos sexuales. El trabajo es largo y minucioso. Lo importante es actuar, acompañar y siempre estar atentos”, expresó Rita Pérez, profesora de Educación inicial, Educadora sexual y autora del libro Emociones dibujadas.
“A veces se los minimiza pero hay que saber escucharlos porque si algo nos dicen, es porque algo está sucediendo”, afirma la especialista. Según su experiencia, un adolescente puede crear una historia y mantenerla, pero no un nene de entre 3 y 6 años. 
“Cuando los chicos dibujan a un niño con algo en sus genitales o teniendo sexo oral es porque lo han visto ya sea porque viven hacinados donde en la misma habitación duermen siete hijos más los padres; o bien, porque han sido víctimas de abuso, eso está clarísimo. Los chicos a esa edad no inventan lo que no conocen”, refirió la educadora.
Consejos para tener en cuenta y poner en práctica
Es prioritario que los padres brinden a los pequeños mucha contención, afecto y sobre todo respeto como personas.
"Los chicos tienen que conocer sus derechos, ser escuchados y no subestimados. Deben saber que tienen que cuidar y proteger su cuerpo, conocer sus partes íntimas tal cual son, sin tabúes. Los niños tienen que estar al tanto de la realidad en la que viven. Saber qué es un abuso sexual, saber las diferencias entre caricias buenas o malas. Si hay un tipo de caricias que no les agrada deben decir No y desconfiar si alguien les pide que guarden el secreto al ser acariciados", manifestó Pérez.
"Los padres tienen que estar presentes en el crecimiento de sus hijos, acompañarlos en todos los aspectos de sus vidas, observar sus movimientos, sus gestos, sus tareas, sus dibujos, así lograrán detectar a tiempo si algo funciona mal", culminó.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Profesionales latinoamericanos se pronunciaron contra el abuso de podery los abusos sexuales eclesiásticos



Además, exigieron “una actitud concreta y no declamada de las autoridades de la Iglesia, encarando el tema con responsabilidad, seriedad y cumpliendo las leyes terrenales…y las propias”.
El comunicado de prensa emitido por el grupo de profesionales latinoamericanos, cuenta que tomaron “conocimiento, con asombro pero no con sorpresa, de los abusos sexuales infantiles producidos en el Instituto Católico Próvolo de Luján de Cuyo, Mendoza, responsable de la atención y educación de niñas y niños hipoacúsicos”. “Dos curas y un empleado es lo que se sabe, hasta ahora, sobre la identidad de los perpetradores”, agregaron.
“En este momento comienzan a llegar más revelaciones de otras zonas del país, entre ellas La Plata”, acotaron y recordaron: “Los Institutos Próvolo tienen historia en el tema. Desde la década del 50 se registran hechos que implicarían a más de cien curas y cientos de víctimas, especialmente en Verona (Italia) que, al descubrirse, fueron redistribuidos en otras sedes o resultaron prófugos. Uno de ellos de más de 80 años, es ahora uno de los apresados en Mendoza”.
En la misma línea, expresaron que “causa espanto el encubrimiento realizado por las autoridades eclesiásticas, no solo transgrediendo así toda ley cívica y moral sino permitiendo el aprovechamiento de la situación de minusvalía en la que colocaban a niños y niñas cuya discapacidad no les permitía o les dificultaba al extremo -de no ser educados- la comunicación. Es posible suponer que eran obligados a quedar en esa situación de aislamiento para aumentar su estado de vulnerabilidad. Sabemos que a mayor vulnerabilidad, mayor impunidad. Es aún peor, si cabe, pensarlo como un plan llevado a cabo en varias sedes de la red de Institutos Próvolo, a lo largo de décadas”.
Por lo expuesto, exigieron “la formación y designación de intérpretes de la lengua de señas en todos los estamentos del Estado”.
“La Iglesia Católica sigue diciendo que se arrepiente… de estos sucesos. Los Próvolo no tienen la exclusiva en el tema. No vemos hasta ahora grandes movimientos, no solo que permitan llevar a estos delincuentes sexuales a la cárcel -que según sus representantes no es su función hacerlo- si no tampoco que se los prive de sus derechos sacerdotales. Baste el ejemplo del cura (Julio César) Grassi por estos lares, más de diez años para lograr su encarcelamiento y aun pudiendo oficiar misa”, recordaron.
Asimismo, destacaron “el trabajo que lleva a cabo la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico, a quienes acompañamos en su denuncia permanente que los llevó, entre otros logros, a exponer en organismos internacionales la situación de múltiples víctimas y a encarar el tema como un fenómeno social cualificado y no como hechos aislados. La Red, ya estaba siguiendo los pasos del cura (Nicolás) Corradi, preso ahora y lo había rastreado hasta sus actividades abusivas en Italia en las décadas del ‘50 y el ‘80”.
Por esto, el grupo de profesionales latinoamericanos expresó: 
* Nuestra total solidaridad con las víctimas del Próvolo de Mendoza y las que sigan apareciendo.
* Nuestra exigencia de una actitud concreta y no declamada de las autoridades de la Iglesia encarando el tema con responsabilidad, seriedad y cumpliendo las leyes terrenales…y las propias.
* Seguimos subvencionando institutos y escuelas católicas sin que el estado ejerza el control correspondiente.
* Sin separación Iglesia/Estado no se cumple la laicidad establecida en nuestra constitución: ésta es parte de sus consecuencias”.