La situación ocurrida en el Instituto Antonio Próvolo, donde dos sacerdotes y otras personas de ese colegio se presume que abusaron sexualmente de niños hipoacúsicos puso en alerta a la sociedad sobre una realidad que está presente. Según las cifras brindadas por el Programa Provincial de Maltrato Infantil y del Poder Judicial, en Mendoza existen mil denuncias anuales provenientes de la Dirección General de Escuelas (DGE) y de la Línea 102 de Atención al Niño.
El 72% de las víctimas son niñas. Pero las estadísticas no terminan allí sino que, además, refieren que el 80% de los que propinan estos actos son hombres, aunque existe una minoría femenina implicada.
Una realidad que existe y duele
Según la Real Academia, el abuso sexual infantil es la conducta en la que una niña o niño es utilizado como objeto sexual por parte de una persona con la que mantiene una relación asimétrica, de desigualdad, con respecto a la edad, la madurez o el poder.
Ser víctima de abuso sexual conlleva un sinfín de traumas, tanto físicos como psicológicos. Lo importante, de acuerdo a los dichos de los especialistas, es saber actuar a tiempo. Para ello es indispensable estar atentos a los diferentes comportamientos que manifiestan los pequeños, sobre todo, en sus primeros años de vida.
"El ofensor, por lo general, es una persona allegada a la víctima. Suelen tener un vínculo muy próximo, por lo que es muy fácil hechizar o seducir al abusado. También hay casos en donde no existe un vínculo afectivo directo, como el de los curas del Instituto Próvolo, pero sí hay algún tipo de confianza entre el abusado y abusador", aseguró Alejandrina Román, directora del Centro de Educación, Pareja y Asistencia a la Sexualidad (CEPAS).
Las víctimas pueden pasar muchos años sin revelar lo que les ha ocurrido. Esto tiene que ver con que el abusador los hace sentir responsables de lo ocurrido, logrando así que carguen con la culpa, tal vez, toda su vida.
Quedarse callado y no contar lo ocurrido puede generar dos tipos de impactos en las víctimas: "Uno de ellos tiene que ver con ocultar las emociones y seguir adelante; el otro, es el silencio que le impide realizarse como persona", dijo Román que además, aseguró que la víctima de un abuso tiene mucha tendencia a repetir los hechos con otras personas.
"Predomina más en el hombre que en la mujer abusada, no siempre ocurre, pero en un amplio porcentaje sí. Es un modo de vengar lo que le hicieron a ellos", expresó la psicóloga.
¿Cómo detectar que un chico ha sido víctima de abuso?
En los tiempos que corren, los especialistas hacen mención a la importancia de hablar con los niños como corresponde. Las cosas por su nombre: el pene es pene no pilín y la vulva es vulva y no repollito. Eso permitirá que los pequeños comiencen a conocer su cuerpo con los nombres reales que poseen.
"Es fundamental enseñarles a respetar su cuerpo, decirles que éste les pertenece y que si alguien se lo toca o lo molesta tiene que avisarle a un adulto cercano de confianza. Enseñarles lo que es el cariño bueno y el cariño malo, el secreto bueno y el malo. Explicarles la diferencia entre un regalo y un soborno. Eso permitirá que sepan actuar y defenderse ante determinadas situaciones", refirió Román.
“No siempre el cambio de comportamiento de los menores significa que han sido víctima de abusos sexuales. El trabajo es largo y minucioso. Lo importante es actuar, acompañar y siempre estar atentos”, expresó Rita Pérez, profesora de Educación inicial, Educadora sexual y autora del libro Emociones dibujadas.
“A veces se los minimiza pero hay que saber escucharlos porque si algo nos dicen, es porque algo está sucediendo”, afirma la especialista. Según su experiencia, un adolescente puede crear una historia y mantenerla, pero no un nene de entre 3 y 6 años.
“Cuando los chicos dibujan a un niño con algo en sus genitales o teniendo sexo oral es porque lo han visto ya sea porque viven hacinados donde en la misma habitación duermen siete hijos más los padres; o bien, porque han sido víctimas de abuso, eso está clarísimo. Los chicos a esa edad no inventan lo que no conocen”, refirió la educadora.
Consejos para tener en cuenta y poner en práctica
Es prioritario que los padres brinden a los pequeños mucha contención, afecto y sobre todo respeto como personas.
"Los chicos tienen que conocer sus derechos, ser escuchados y no subestimados. Deben saber que tienen que cuidar y proteger su cuerpo, conocer sus partes íntimas tal cual son, sin tabúes. Los niños tienen que estar al tanto de la realidad en la que viven. Saber qué es un abuso sexual, saber las diferencias entre caricias buenas o malas. Si hay un tipo de caricias que no les agrada deben decir No y desconfiar si alguien les pide que guarden el secreto al ser acariciados", manifestó Pérez.
"Los padres tienen que estar presentes en el crecimiento de sus hijos, acompañarlos en todos los aspectos de sus vidas, observar sus movimientos, sus gestos, sus tareas, sus dibujos, así lograrán detectar a tiempo si algo funciona mal", culminó.