Empoderar a las niñas, a los niños es fundamental. Es esencial toda tarea educativa sexual preventiva, toda educación que reafirme su estima, su capacidad de inventiva, de creatividad y de expresión.
Los adultos somos soberbios y nos creemos MÁS que los niños y los aplastamos con nuestra precariedad existencial porque si hay virtud, creatividad, energía, amor en el humano está en la niñez.
Por eso si hablamos de violencia de género comencemos desde el estadio de la niñez . El ABUSO SEXUAL INFANTIL y el INCESTO son las violencias más extremas y depredadoras de niñas y de niños. Son la violación de sus infancias. Quedaran expuestos el resto de su vida a un estado de vulnerabilidad extremo porque no supieron que son seres nacidos para ser amados, que son dignos y DEBEN ser respetados como tales . Que la verdad se encuentra en sus bocas en sus gestos en sus actos confiados y amorosos.
Esas niñas y esos niños perdieron estima de si mismos porque fueron cosificados.
La sociedad adulta femenina y masculina tiene que comprender que el abuso sexual infantil, el incesto nos atraviesa existencialmente como raza humana . Que aquello que al respecto hagamos nos marcara el futuro. Y la clave, el inicio, está en ese empoderamiento de niñas y niños y adolescentes, en desmantelar los discursos hipócritas que solo manipulan para esconder maltratos infantiles y silenciarlos.
Esa conducta social que los contemple y se comprometa es la única que permitirá en el futuro que las mafias de explotadores sexuales y pedófilos enquistadas en todos los estratos del poder no tengan tan fácil acceso a las niñas, a los niños y adolescentes . Una niña , un niño, una adolescente, un jovencito abusado sexualmente o en forma incestuosa es territorio frágil e indefenso para todo delito , para toda adicción … Debemos saberlo…
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